El peletero Miguel Marinero inauguró ayer la exposición 'Del Artista, del Arte y del Territorio' en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid.
Los 'Cubos de la Memoria' de Agustín Ibarrola, que colorean el paisaje del puerto de Llanes, tienen una nueva vida en la obra del peletero, quien recoge la esencia del artista y de Asturias en 29 prendas.
La exposición "Del Artista, del Arte y del Territorio", que permanecerá abierta al público hasta el 24 de abril, se inspira en la obra que el escultor vasco pintó sobre los cubos del dique de Llanes (Asturias), para trasladar las obras del duro hormigón del puerto, al lienzo, más suave, de la piel de cordero merino.
El proyecto comenzó en el año 2004, cuando Marinero, madrileño de nacimiento pero con Asturias -donde pasa sus veranos- en el corazón, paseaba por la villa que Agustín Ibarrola había coloreado con su obra.
"En el paseo iba viendo la obra de Ibarrola, y mientras la iba observando, decidí que quería ponerle tacones", cuenta e EFE el experimentado peletero, quién se paso todo un año en su casa, pintando los bocetos que darían origen a las pieles.
La mayoría de las piezas, pertenecientes a la colección personal del diseñador, datan de ese año, pero también se incluye una pieza que desfiló en la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid la pasada temporada, y algunos diseños en neopreno, de 2016, creados especialmente para el museo, por lo que la exposición "también da cabida a las tendencias", ha explicado el diseñador.
La peletería proviene "al cien por cien" de corderos españoles y el trabajo lo realiza con las pieles que la industria cárnica deshecha, "por lo que no se ha sacrificado ningún animal" para dar forma a sus abrigos, ha matizado el peletero.
Abrigos, túnicas y hasta un vestido de maya -con pieles en su faldas que evocan el cubo en el que Ibarrola pintó un ojo- conforman la exposición que, en palabras de Marinero, "bebe de las memorias del artista" y sirve de homenaje al escultor vasco, al mismo tiempo que da una nueva vida a las obras, desgastadas por el azote de las olas del Cantábrico.
La primera parte de la muestra, 'Del artista', recoge la memoria del escultor, el agua, la tierra y el aire que lo rodea, que se plasman con colores primarios en abrigos reversibles, construidos a partir de piel de cordero, teñida por partes y luego cosida, al estilo de un puzzle.
"También tiene un toque personal, es un trabajo de reinterpretación, como en el caso de las líneas quebradas que dibujo, que cambian de color respecto al original", ha explicado Marinero.
La parte 'Del arte" se inspira, como los cubos de Ibarrola, en las figuras rupestres que pueblan las montañas locales, o en el monumento neolítico de Peña Tu.
La tercera sala, 'Del territorio', bebe del lado más colorista de Asturias, plasmado en pieles de color verde y repleto de flores que se conjuntan con las faldas del traje típico asturiano y con sus mandiles bordados de azabache.
La exposición se cierra con una "menina" que se alza sobre unos cubos que evocan a la escollera del puerto, y que se cubre con un manto de neopreno bordado con flores de piel de colores.
"Se inspira en el manto de Cué", explica Marinero, haciendo referencia a una parroquia de Llanes que se viste de flores con ocasión del Corpus Christi.
Los alumnos de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid también han participado en la exposición, colaborando en la confección de un abrigo y con el arte de los murales que ambientan las salas expositivas.
Entre los invitados que quisieron apoyar a Miguel Marinero estuvieron muchos de sus amigos como fue el caso de Marilí Coll, Massiel, Veva Longoria o Begoña García Vaquero que además de mostrarle todo su apoyo también confesaron su gran amor por las pieles.
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